Reconocimientos que con el paso de los años han ido cayendo del lado de los nuestros en su particular ‘american dream’, lo que ha hecho que los jugadores españoles cada vez estén mejor valorados en el mercado de la NBA, algo que se ve en las estadísticas y, por supuesto, en los beneficios económicos. La última vez que en la NBA se permitió algo parecido fue en 2014 cuando se permitió a los jugadores lucir en las camisetas el apodo en vez del apellido.